En Avanlens hemos entendido que ser un centro de contactología avanzada implica contar con recursos tecnológicos, protocolos clínicos, formación continua y una relación activa con especialistas médicos oftalmólogos. Cada vez más pacientes requieren lentes especializadas por enfermedades corneales, intervenciones quirúrgicas o afecciones crónicas que no pueden resolverse con lentes blandas convencionales desechables.
En Avanlens la inteligencia artificial se incorpora como herramienta clínica para mejorar la precisión de las adaptaciones. Mediante modelos predictivos y simulaciones virtuales la IA analiza topografías, biometrias y datos de adaptaciones previas para reproducir el efecto de una lente antes de probarla en el paciente; esa simulación previa —realizada con el ojo cerrado— permite seleccionar diseños y parámetros de forma más efectiva y segura, sin alterar la gravedad, la tonicidad palpebral ni el peso real de la lente. El resultado es que conseguimos mayor predictibilidad, y necesitamos menos pruebas innecesarias, reducción del riesgo de errores y una decisión terapéutica más rápida y mejor fundamentada entre optometristas y oftalmólogos.
Además de esto la OMS prevé que para 2050 casi la mitad de la población mundial será miope. Las lentes de contacto suponen hoy una técnica eficaz, segura y con una amplísima evidencia científica como técnica de corrección visual además de ralentizar en la medida de lo posible el incremento de la miopía y por tanto una medida eficaz para minimizar el impacto de la alta miopía en las patologías retinianas asociadas.
En España, por normativa, los roles de diagnóstico (oftalmólogo) y adaptación (optometrista) están claramente separados, y esa asociación se convierte en la columna vertebral de un servicio óptimo para los pacientes que necesitan lentes de contacto avanzadas.
Esta separación está regulada por el Real Decreto 1277/2003, que establece la clasificación y requisitos de los centros sanitarios, y prohíbe expresamente que en un mismo centro no sanitario convivan actividades médicas y no médicas. La Ley 44/2003 de Ordenación de las Profesiones Sanitarias refuerza esta estructura, delimitando claramente las competencias de cada profesional.
Así, un centro óptico no puede incluir servicios médicos, ni un centro de contactología avanzada puede presentarse como “clínica” o “centro oftalmológico”. Esta claridad es esencial para proteger al paciente, evitar confusiones y garantizar una atención ética, segura y especializada.